La playa El Tunco (una palabra muy salvadoreña para referirse a los cerdos), es el destino más emblemático del surf en El Salvador.
Su nombre se debe a una inmensa roca, semi sumergida en su playa, que en alguna época remota, sugería la forma de este simpático animal.
Visitado semanalmente por cientos de turistas locales y extranjeros, el que allá por los años setentas y ochentas fue un pequeño caserío, al lado de un tranquilo estero; se ha convertido en un punto de peregrinación obligado para el surfista internacional y de quienes buscan sumergirse en la bohemia y el desenfado de la cultura surf.
La experiencia en El Tunco no estaría completa sin disfrutar de su gastronomía y la calidez de su gente.
A lo largo de la playa y sus alrededores encontrarás restaurantes que ofrecen desde mariscos frescos hasta la clásica pupusa salvadoreña.
Los visitantes pueden degustar platillos preparados con recetas locales transmitidas de generación en generación,
acompañados siempre de una sonrisa y la hospitalidad característica de la comunidad.
Además, en pequeños puestos y mercados cercanos se exhiben artesanías elaboradas a mano: collares, pulseras, hamacas y recuerdos que capturan la esencia de este rincón costero.
Cada pieza es un testimonio vivo de la identidad salvadoreña y un recuerdo perfecto para llevarse a casa.
Cuando el sol se oculta en El Tunco, la playa cobra vida con un ambiente vibrante y multicultural.
Sus bares frente al mar ofrecen cócteles tropicales, música en vivo y fiestas que se extienden hasta la madrugada.
Cada fin de semana, el lugar se convierte en un punto de encuentro para viajeros de todo el mundo: mochileros, surfistas, artistas y locales que se unen en un mismo espacio de celebración.
Desde conciertos de reggae y electrónica, hasta fogatas en la arena bajo un cielo estrellado, la noche en El Tunco es tan inolvidable como sus días soleados.
Es el destino ideal para quienes buscan energía, diversión y nuevas amistades junto al mar.
El Tunco también es un espacio para la tranquilidad.
Muchos visitantes aprovechan sus días para practicar yoga al amanecer,
descansar en hamacas frente a la brisa marina o disfrutar de terapias de relajación
en pequeños spas locales.
Aquí, el sonido de las olas se convierte en la mejor melodía para meditar,
reconectar con uno mismo y encontrar equilibrio entre cuerpo y mente.
A pocos minutos de El Tunco se encuentran tesoros naturales como cascadas, ríos y montañas.
Los tours guiados llevan a los visitantes a descubrir el famoso Salto de Malacatiupán,
donde es posible nadar en aguas termales, o las cascadas de Tamanique, ideales para el senderismo.
Estas excursiones combinan aventura y contacto directo con la naturaleza,
ofreciendo un complemento perfecto a la experiencia playera.
El Tunco es un punto de encuentro cultural.
Sus murales llenos de color narran leyendas salvadoreñas,
mientras músicos locales animan las calles con sonidos de tambores y guitarras.
También se realizan pequeños festivales de cine, exposiciones artesanales y presentaciones de danza,
donde los visitantes pueden sumergirse en la identidad artística del país.
Cada rincón del pueblo respira creatividad y cultura.
Darwin Ezequiel
Milagro del Transito
Rosario Cortez
Daniel Alvarado